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Los test educativos estandarizados (high stakes test) desde hace algunos años son objeto de crítica y de permanente discusión. En el 2009 en la edición "education and technology" de la revista Science, Edward Hertel publicaba un artículo denominado "What’s Wrong with Inferences from Test Scores?" en este texto hace una revisión del libro "Measuring Up: What Educational Testing Really Tells Us" de Daniel Koretz, quien sin ser considerado un anti-tests, alerta lo siguiente:
“In all, educational testing is much like a powerful medication. If used carefully, it can be … a very powerful tool for changing education for the better. Used indiscriminately, it poses a risk of various and severe side effects. Unlike powerful medications, however, tests are used with little independent oversight. Let the buyer beware."(Koretz, 2009, p. 332).
Hace pocos días el Dr. Neil Selwyn, en el marco de una conferencia titulada "Is technology good for education" en la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, planteaba una diferenciación entre el connected learning y el personalized learning. Éste último estaba interpretado desde una visión próxima al learning analytics y al desarrollo de software especializado en procesar la actividad de los usuarios para "ayudar" en el aprendizaje*.
Desde esta forma de asumir al personalized learning, la crítica - y la diferencia con el connected learning- que elabora Selwyn se enfoca en que esta opción tiene un vacío en cuanto a la concepción del aprendizaje (pero sí una visión lucrativa). Por eso regularmente se direcciona a la clasificación de los estudiantes. Sin embargo, bajo mi punto de vista, el sistema tradicional también es clasificador. Evidentes son los "high stakes tests".
Hago este repaso, para reflexionar que en el mismo sentido de la crítica de Selwyn podemos reconsiderar la pregunta fundamental que interpela a las pruebas estandarizadas: ¿cuál es concepción del aprendizaje inmersa? Para ejemplificar ¿cuál es la concepción del aprendizaje en las pruebas PISA?
Ahora bien, si los "high stakes tests" son/eran medicina poderosa ¿cuánto más (o menos) lo son los sofisticados sistemas tecnológicos con pretensiones educativas? Para responder a la cuestión: Considero que lo que se evidencia en tensión, una vez más, son las concepciones de enseñanza – aprendizaje (y los presupuestos ideológicos que las acompañan) que están en la base de los conceptos y programas educativos. En ese sentido me parece fundamental echar luz sobre esas bases a fin de no padecer los efectos secundarios que subyacen las recetas.
*Debo subrayar que esta asunción del concepto no es compartida. De hecho podríamos decir que es un concepto polisémico.
Referencias
Haertel, E. (2009). What’s Wrong with Inferences from Test Scores? Science, 323(Education and Technology-5910).
Koretz, D. (2009). Measuring Up: What Educational Testing Really Tells Us (1st ed.). Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press.