Abordar el estudio del comportamiento lector es una laboriosa tarea. Ese lector ideal al que imaginamos vagamente, y al cual nombramos con frecuencia, es en realidad ficticio e inaprehensible. Lectores hay tantos como existen historias; cada uno traza su propio camino y va forjando también su particular proceder como lector. La dificultad para aprehender a los lectores no implica, sin embargo, que nos rehusemos a rastrear sus comportamientos; cada vez contamos con más experiencia y con mejores herramientas para estudiar la manera cómo los lectores se forman, se consolidan y se adaptan a los cambios del entorno del libro. De igual modo, resulta imprescindible delimitar unos criterios conceptuales y unas variables rigurosas que nos permitan perfeccionar la reflexión sobre el actual panorama del sector del libro, así como la prospectiva de las prácticas lectoras.